Este post de hoy quizá no sea lo más «políticamente correcto» que un cliente quiera/pueda/deba escuchar/leer, pero… tenemos que ser honestos, es la verdad y es la realidad.

Nos ha pasado alguna ocasión en la que después de reunirnos en varias ocasiones con alguien que quiere que le hagamos un trabajo, dígase por ejemplo una página web, la optimización de unas redes sociales, ayudarle con el posicionamiento de su marca o de su tienda online, o incluso la creación de su logotipo de empresa, y de recibir un OK expreso en persona o por mail … nos ponemos manos a la obra y pasados unos días nos llevamos la «desagradable» sorpresa que se nos dice que «perdona las molestias, pero ya no…», «al final hemos decidido que mi primo nos los va a hacer», y no os podéis ni imaginar las mil y una excusas.

Esto, tristemente nos ha pasado ya en varias ocasiones, y eso que presentamos un presupuesto formal, etc.. pero claro, las aprobaciones de palabra o un «ok» por escrito… se las lleva el viento, y nuestro equipo emplea horas en beneficio del cliente que luego no son recompensadas.

Por eso, y no sin dejar de dar el buen servicio que siempre hemos dado y seguiremos dando como seña de identidad, supongo que todo el mundo empatizará con nosotros y comprenderá que hasta no tener el presupuesto firmado y un contrato de servicios y la parte acordada pagada no nos pongamos a trabajar en su proyecto, verdad?

Por lo tanto, honestamente, si quieres que te ayudemos con tu negocio, con tu idea o tu proyecto… seamos serios, hagamos un plan, dinos lo que necesitas y si te parece bien nuestra propuesta, firmemos y nos ponemos a trabajar.

¿Bien así, verdad?